jueves, 9 de octubre de 2014

Extremos o cómo los mejores perfumes vienen en frascos pequeños

Es curioso el modo en el que a veces hacemos asociaciones de ideas. Hace poco descubrí por Facebook una curiosa vivienda: el Tiny Project. Se trata de una pequeña casa, de aproximadamente 6,1x2,4m en planta(unos 14,70m2), diseñada y autoconstruida por un joven diseñador de páginas web que decidió junto a su pareja que quería vivir de la manera más sencilla y eficiente. Y éste es el resultado: con unos 23.000€ levantó esta bonita y acogedora casa. Pero no contento con esto, ha decidido que todo el mundo pueda hacerlo, y para ello, comercializa un manual de instrucciones para levantarla paso a paso. Este es el enlace por si alguno se anima: instrucciones para una Tiny House. ¡Que tiemble Bricomanía que os ponéis y no hay quien os pare!

Aquí está la susodicha casa (que para hacerla más atractiva todavía, es móvil, ¿alguien da más?)


Y ahora es cuando llega la asociación absurda de ideas, porque cuando estaba viendo este estupendo proyecto, inmediatamente me vino a la mente Updown Court (WindleshamSurrey, Inglaterra), la que en su día fue una de las casas más grandes y caras del mundo (este título siempre está muy disputado porque hay gente dispuesta a ir más allá sólo por ostentarlo). A ver si os suena al verla: 

Tiene unos 4.600m2 de planta, 103 habitaciones (de las que 22 son dormitorios), piscinas climatizadas a go-gó, garaje para 8 limusinas, techos de oro y hasta una bolera. Una cosa sencillita. En el momento del boom inmobiliario se pedían por ella 80 millones de euros, pero claro, vino la crisis, su propietario no podía hacer frente a sus deudas con el banco y al final éste se lo quedó (los ricos también lloran). Ahora han encontrado un incauto comprador al que se la han acabado vendiendo por 40 millones (¡una ganga oiga!). Lo que no sabemos es cómo paga el millón que cuesta su mantenimiento al año ni si se habrá encerrado en la “habitación del pánico” de la que dispone repitiéndose “no me la volverán a dar con queso, no me la volverán a dar con queso”.

En fin, que yo soy de la opinión de que cada uno hace con su tiempo y su dinero lo que quiere, y que como a veces me dicen, mis pensamientos deben ser fruto de que “como no me muevo en esos márgenes, no los entiendo”, pero qué queréis que os diga, con los ojos cerrados elijo el Tiny Project. Si miráis atentamente las fotos de ambas, veréis que en la primera, una pareja feliz con perro y todo ha encontrado su hogar y sonríe encantada de la vida. Si hubiera alguien en la puerta de Updown Court ni lo veríamos, es un desierto sin alma ni capacidad para tenerla.

Soñadores de la vida, ¡hemos encontrado nuestro refugio!

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